Tenemos esa horrible manía.

Corres tras un sueño y en ese preciso momento, cuando estás a punto de atraparlo, o eso parece; tropiezas con la realidad.
Hallamos siempre todo aquello que no indagamos, buscamos por miles de rincones de nuestra habitación a ver dónde hemos metido ese trocito de sueño hecho realidad, por cada esquina de las calles de la ciudad, a ver si encontramos lo que andamos buscando.
Queremos ir a ese sitio tan maravilloso del que tanta gente habla, allí, donde se encierra la felicidad... Tú solo tienes que caminar, seguir viviendo, porque adonde vayas, llegarás a algún sitio siempre.
Hagamos lo que hagamos, no podemos remediarlo y siempre fallamos, cuanto más nos esforzamos en hacer algo bien, en hacerlo PERFECTO, peor nos sale, y más fastidiamos todo, por ello no debemos preocuparnos tanto por cada cosa.
Solemos pensar en el futuro, y nos encerramos tanto en él, que no nos deja ver nuestro presente, y cuando lo intentamos, ese presente ya se ha convertido en pasado, un pasado que siempre nos atormenta y nos encadena.
Nos aferramos a nuestros ideales por encima de los de cualquiera, y pensamos que lo nuestro debe ser mejor que lo de nadie, siempre. Intentamos que lo nuestro sea lo primero que vaya bien, pero no nos hemos parado a pensar, que quizás, si conseguimos que le vaya bien a los demás, conseguiremos que nos vaya bien a nosotros.
Intentamos buscar la felicidad en otras personas, en lugares, o incluso en vicios que nos perjudican, cuando no nos damos cuenta, de que nuestra felicidad, está en nosotros, por algo es "nuestra", sí, las personas de nuestro al rededor nos hacen felices, pero solo te harán sentir bien, si tú dejas que te hagan sentir bien, y si permites que te dejen ser feliz.
Vive tu presente, recordando el pasado, pero sin dejar que te influya y nunca queriendo volver a él; es imposible cambiarlo.

"Y que tus sueños se hagan realidad..."

Comienza la cuenta atrás, empieza el juego. Porque todo ésto es eso; no es más que un juego en el que siempre hay quien gana y quien pierde. Últimamente perdía, me he cansado de eso, ahora quiero y voy a ganar, voy a luchar por lo que quiero y voy a hacer que me salga todo como yo quiero y espero.
Voy a ser yo la que sonría y la que diga cuándo acaba y cuando empieza cada cosa. Voy a mandar sobre todo. Voy a ser la dueña del tablero; yo pondré las reglas del juego.
Voy a mirar lo positivo y lo negativo de cada cosa, voy a elegir bien, pero, si elijo mal, lo hecho, hecho está, y que nadie venga a decirme que me he equivocado, porque siento decir, que ya no podré corregirlo, que no soy Superman, pero casi, porque voy a volar por encima de todos, voy a ver desde otro punto de vista lo que ocurre a mi alrededor, voy a sonreír todo lo que pueda. Voy a intentar no equivocarme, pero solo para sentirme bien yo misma, porque lo que piensen los demás, me importa menos que nada. Voy a regalar abrazos, a rallar corazones, a besar mejillas y a morder bocas. Voy a mirar a los ojos, a gritar en los oídos, a pisar las manos y a acariciar los pies. Voy a estirar del pelo, a recitar canciones, a cantar poesías. A beberme el mundo, a fumarme el tiempo. A cruzar en rojo y a pararme en verde. Voy a decir que sí a todo, voy a decir que no a nada.
Voy a decir "te quiero" a todos, voy a decir TE QUIERO a algunos.
Voy a ser yo, yo y también yo. Y voy a pensar en primer lugar en mí, en mí y en quien tengo que pensar. Y no es de ser egoísta, es de saber vivir.

Es una capacidad el poder sonreír.

Me han enseñado a no rendirme, a no sentime fracasada jamás, a levantarme cada vez que me caigo, a evitar cometer los mismos errores una y otra vez.
A no dejar que nadie me haga daño.
Me han enseñado a ser fuerte y a luchar por lo que quiero.
Me han enseñado a perseguir un sueño hasta el final. A decir "venga" cuando estoy mal, a sacar una sonrisa SIEMPRE. A corregirme a mí misma, a decirme "para"; a controlarme. A abrir los ojos fuerte y conseguir evitar llorar, para así, poder hacer sentir bien a los demás.
Me han enseñado, a hacerme pensar a mí misma que lo voy a hacer bien; lo que me proponga, incluso sabiendo que es mentira.
Me han enseñado a confiar en la gente, luego estos, me han hecho desconfiar de ellos, e incluso he llegado a desconfiar de mí misma.
El creer que lo voy a hacer bien, me ha hecho pasarlo mal, quizás por eso, he aprendido a ser pesimista, así al menos, si sale mal ya lo esperaba y si sale bien... bah... nunca sale bien; por mucho que le saques una sonrisa a la vida, ella siempre te devuelve su risa más falsa.
Pero bueno, la vida al final pone a cada uno en su lugar, ¿no?
Y es que la vida es injusta y muchas veces también triste, pero solo se trata de ser feliz, y si no lo consigues, al menos haz que los que están a tu lado lo sean y de ese modo tú también lo serás.